5 de enero de 2015

Cuento


David de 10 años llega con carita de pena a su padre y le dice:

- ¿Papá?

- Sí, hijo, dime
- Oye, quiero… que me digas la verdad.
- David, hijo, sabes que intento no mentirte nunca.
- Ya, pero es que no sé como decirte esto…
- No te preocupes hijo, empieza por el principio.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
La sorpresa del padre y la madre de David fue tal que antes de contestar David les dijo:
- Mis amigos dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta todavía lo dejo más boquiabierto y tragando saliva, dijo:
- A parte de lo que digan tus amigos, ¿tú qué crees?
- Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero por otro lado…
- Mira, hijo, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero…
- ¿Entonces es verdad? -cortó David con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de su hijo.
- Entonces no lo entiendo, papá.
- Siéntate, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla, sólo a cierta edad se puede contar -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado. David se sentó entre sus padres, ansioso de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
— ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
— ¡Oh, sí! — exclamó Gaspar—. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y su voz se escuchó en el portal:
— Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
-¡Oh! necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.
— No os preocupéis por eso –dijo el Niño–. Yo os voy a dar no uno, sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
— ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible?—, dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
-Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?
— Sí, claro, eso es fundamental—, asintieron los tres Reyes.
— Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
-Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje— respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
— Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que el Niño Jesús estaba planeando, cuando su voz de nuevo se volvió a oír:
— Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, yo ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
FELIZ DIA DE REYES


3 de enero de 2015

Lo último del 2014

Aunque estas dos labores, aparecen el el collage del 2014, lo cierto es que no las había puesto en el blog. La primera es una mini- fofucha "Mama Noel", para colgar del árbol.
Y la segunda, una bota navideña, de patchwork para mi sobrina.